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Durante la historia el desarrollo de la ciencia y la tecnología ha sido a través de la innovación, los jóvenes mexicanos no son la excepción aún en condiciones de gran austeridad de los recursos necesarios. Son grandes y muchos los esfuerzos por crear conciencia y despertar vocaciones entre la niñez y jóvenes, aunque en el medio rural las necesidades son mayores, corresponde a los educadores orientar a sus alumnos para valorar la ciencia y la tecnología.
Desde las civilizaciones ancestrales de México, como las mayas y aztecas, quienes legaron grandes contribuciones a la astronomía, arquitectura, matemática, medicina y orfebrería, sus “famosos calendarios” de gran precisión, son muestra de grandes conocimientos científicos y tecnológicos de esa época, misma que han trascendido a través de la historia.
Jóvenes mexicanos, aún en ambientes de gran austeridad, han dado muestra de grandes creaciones, tal es el caso del joven ingeniero Guillermo González Camarena quién creó el sistema tricromático que sentaría las bases del televisor a color, la píldora anticonceptiva con la contribución del químico Luis Ernesto Miramontes, y que decir de Mario Molina, premio Nobel en Química en 1995 por sus contribuciones en química atmosférica, quien desde su juventud manifestó interés por la ciencia. Sin duda son ejemplos que nuestros jóvenes estudiantes actuales deben conocer, ya como información de la historia de la ciencia y tecnología en México, ya como motivación para despertar o rescatar la vocación científica y tecnológica.
Hoy día en México, como en muchos países según es posible en la internet, se hacen importantes esfuerzos por divulgar la ciencia y la tecnología, siendo ejemplo vivo de ello la “Semana de la Ciencia y la Tecnología” que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) celebra anualmente, “La Ciencia para Todos”, estrategia de promoción de la lectura de la ciencia, el Pasaporte al camino del conocimiento científico que la Academia Mexicana de la Ciencia (AMC), acción dirigida a niños; con ese propósito diferentes instituciones educativas promueven la ciencia y la tecnología entre los niños y jóvenes, a través de museos, talleres, jornadas, encuentros, olimpiadas entre otras.
Estas acciones han sido detonadoras para que los jóvenes mexicanos participen y ganen certámenes internacionales, en disciplina como Química, Matemáticas, Robótica, Software entre otros. Cuando a los jóvenes se les invita a participar en estos eventos, en ocasiones no vislumbran el alcance de sus logros, la orientación y apoyo de los docentes es determinante, algunos viajan sin un respaldo económico para sus gastos, pero es aun así es sorprendente lo que los jóvenes son capaces de lograr. Desafortunadamente, no en todos los jóvenes se despierta el interés por la ciencia como tal, quizás pueda confundirse el uso de dispositivos digitales como interés por la tecnología y no como instrumento que pueda apoyarle en su aprendizaje; por ello, el papel orientador de los docentes debe jugar un papel desde los primeros años de escolaridad, será quizás buscar estrategias o replicar en las etapas iniciales de la educación fomentar la lectura de hechos relacionados con la ciencia y la tecnología, a la manera de los materiales didácticos creados para la Comunidad de Educadores por la Cultura Científica de la Organización de Estados Iberoamericanos. En México podría utilizarse algunas publicaciones como la revista ¿cómo ves?, revista Helix o la sección de ciencia de algunos periódicos como La Jornada, entre otros.
Para innovar en la ciencia y la tecnología se requiere una sociedad informada y formada en principios teóricos metodológicos, por lo que es necesario “despegar” hacia un megamovimiento en la que cada escuela del país, tanto del medio rural como el medio urbano, promuevan el establecimiento de un programa permanente que se apoye en la comprensión lectora para la adquisición de aprendizajes significativos.
En un país donde el financiamiento para la investigación no es suficiente, el desarrollo de proyectos se lleva a cabo con bajo o nulo apoyo, lo que ha llevado a crear con ingenio como la la creación de jóvenes de electromecánica de Tapachula, Chiapas, México de una silla de ruedas que permite subir y bajar escaleras, en un certamen académico atrae interés de inversionista en Paraguay.
¿Qué hace falta? La motivación a través de becas y estímulos para el financiamiento de proyectos y la inversión privada necesaria, pues aunque los jóvenes gestionan sus propios recursos no llega a ser suficiente para obtener un producto o desarrollar un proyecto. Así en una agenda para un mejor estilo de vida basado en la ciencia, tecnología e innovación debe considerar la educación, el agua, seguridad alimentaria, uso eficiente de agua y energía, cambio climático, migración, salud mental y adicciones, que busque promover acciones en todos esos aspectos.
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